Novecentismo

El novecentismo o generación de 1914 es un movimiento de transición entre el modernismo y las vanguardias, tendencias que supondrán una revolución formal sin precedentes en el arte.

Se caracteriza por la preferencia por lo clásico y sereno frente a lo romántico y lo sentimental, y por su búsqueda de un arte puro, pulcro y equilibrado, que trata de producir placer estético en la minoría intelectual que puede comprenderlo.
El autor cuyo pensamiento es parte esencial del movimiento novecentista es José Ortega y Gasset. Este filósofo y ensayista aborda temas como la vida considerada en su entorno, la historia y, especialmente, la literatura y el arte, que trata en ensayos como Meditaciones del Quijote o La deshumanización del arte.

En estas obras expone su análisis del arte nuevo como un arte puro, intelectual y deshumanizado, alejado de la realidad y las emociones humanas.
Otros ensayistas importantes de esta etapa fueron Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón y Manuel Azaña.
En cuanto a la novela, suele incluirse entre los escritores novecentistas a Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala por su dominio del lenguaje y su búsqueda de la perfección formal. Por lo que respecta a la poesía, lo más cercano al novecentismo es la última etapa de Juan Ramón Jiménez.

Juan Ramón Jiménez
Escritor onubense que ganó el Premio Nobel en 1956. Su camino creador es la búsqueda de una poesía esencial, desnuda, lo que hace que revise y reelabore constantemente su obra.
Resultado de imagen de juan ramon jimenezGracias a sus versos y a sus escritos teóricos, sabemos que la poesía representaba para él una forma de conocimiento de uno mismo y del mundo, así como una vía de elevación espiritual.
En este camino de búsqueda, su obra atraviesa tres etapas principales: una primera de evidente influencia modernista, reflejada en Ninfeas y Almas de violeta; una segunda caracterizada por una expresión desprovista de adorno, como revelan Estío Diario de un poeta recién casado; y una última etapa en la que Juan Ramón cultiva una poesía intelectual próxima al novecentismo y que va ganando en hermetismo, como sucede en sus poemarios La estación totalEspacio Animal de fondo.
Mención aparte merece Platero y yo, obra de prosa poética en la que el poeta tiene por interlocutor a un pequeño asno, y en la que, entre otras cosas, se critica la idea de que el progreso es algo exclusivamente material.





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